- Área: 185 m²
- Año: 2016
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Fotografías:Alfonso Arango
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Proveedores: Cemex, Indural
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La casa de Tierra es posible gracias al encargo de una madre y su hija que desean construir una casa de campo a la que en un futuro próximo piensan mudarse.
Ubicada en Villa de Leyva, un municipio de carácter histórico considerado como monumento nacional debido a su arquitectura colonial. Allí, las intervenciones arquitectónicas están celosamente regidas por una estricta normativa de edificación que busca conservar y rememorar aquellos tiempos coloniales o, al menos, parte de su estética. Gracias a esa normativa es posible leer de una manera homogénea la generalidad de la arquitectura del municipio. Sin embargo, las lógicas y técnicas constructivas son opacadas por una finalidad meramente externa; es posible observar construcciones nuevas con estructuras metálicas que serán recubiertas por tableros de madera con el fin de conservar una imagen vacía e insípida, dejando así un sinsabor con respecto a la finalidad del rigor normativo.
En términos generales se trata de un lugar de altos contrastes, suelos predominantemente secos alimentados por cuerpos de agua reposados. Del paramo de Iguaque a zonas desérticas distanciadas por unos pocos kilómetros. Un lugar que ha sufrido interesantes cambios geográficos a lo largo del tiempo, pasando del océano primitivo en el cretácico a zonas desérticas y montañosas en tiempos más actuales, haciendo de este un lugar cargado de magnificas características y de múltiples posibilidades.
De una manera más especifica, la Casa de tierra está implantada en un lugar con una topografía de pendientes leves, de suelos predominantemente secos y rodeada de una vegetación resistente a la falta de lluvias. Sin embargo, hay gran cantidad de pequeños lagos naturales distribuidos a lo largo y ancho de la zona acompañados por importantes y abundantes formaciones rocosas. A la lejanía es posible observar con claridad los cerros de Iguaque, sitio geográfico de gran importancia para la cultura Muisca.
Como respuesta a la compleja situación temporal, histórica y geográfica, se plantea una vivienda caracterizada por los contrastes. La Casa de tierra está orientada por un eje horizontal que conecta la casa con el lago, y un eje vertical que conecta el centro de la casa con el cielo. Compuesta por una planta cuadrada subdividida en nueve cuadrados más pequeños, donde el centro es un patio que reparte a las distintas dependencias de la casa a modo de claustro tipológico. Estrategia arquitectónica utilizada desde las viviendas arcaicas griegas, chinas, romanas, árabes y por supuesto, españolas.
También, se busca una claridad constructiva que responda a lógicas distintas: una cubierta en concreto ocre a la vista inclinada a cuatro aguas dirigidas al centro, apoyada por 16 columnas, también en concreto ocre a la vista, que responde a un carácter francamente tectónico. Por otro lado, la masividad y espesor de los muros perimetrales en bloques de adobe, prensados a mano y colocados en tizón, responden a una naturaleza estereotómica, cuyas cuidadosas perforaciones, rugosidad y cromática material, además del comportamiento térmico, buscan potenciar el carácter doméstico de la casa.
Internamente se distinguen con claridad dos zonas: una abierta que contiene la zona social y una más cerrada que busca conservar la intimidad de los dormitorios.
Dentro de los objetivos principales que se buscan alcanzar con la Casa de tierra está lograr una arquitectura de siempre, que responda a las necesidades bajo las cuales fue encargada y que a la vez sea coherente con su complejo contexto histórico.
También, es una oportunidad para reflexionar en el habitar, en lo domestico, en lo arquitectónico.
Para terminar, es posible decir que ésta casa es un bloque de tierra abierto al cielo. Arquitectura que nace entre el agua y la roca, bajo el cielo y para el cielo, sobre la tierra y de la tierra.
